CARMENZA PEREZ PERDOMO.
-Egresada de la normal superior de PITALITO.
-Licenciada en básica primaria con énfasis en ingles de la Universidad Mariana De Pasto.
-Especialista en informática y multimedia de la educación de la Fundación Universitaria Los libertadores
Actualmente labora como docente de lenguas castellana en la institución educativa Amelia Perdomo De Garcia del municipio de Yaguara.
CUENTO LA BELLA Y LA BESTIA
Había una vez un hombre muy rico que
tenía tres hijas. De pronto, de la noche a la mañana, perdió casi toda su
fortuna. La familia tuvo que vender su gran mansión y mudarse a una
casita en el campo.
Las dos hijas
mayores se pasaban el día quejándose por tener que remendar sus vestidos y
porque ya no podían ir a las fiestas. En cambio la pequeña, a la que llamaban
Bella por su dulce rostro y su buen carácter, estaba siempre contenta.
Un día su
padre se fue a la ciudad a ver si encontraba trabajo. Cuando montó en su
caballo, preguntó a sus hijas qué les gustaría tener, si él ganaba suficiente
dinero para traerles un regalo a cada una. Sin apenas pensarlo, las dos hijas
mayores gritaron:
-Para mí un
vestido precioso.
-Y
un collar de plata para mí.
Con su
candorosa voz, Bella murmuró:
-Yo
solamente quiero que vuelvas a casa sano y salvo. Eso me basta.
Su padre
insistió:
-¡Oh, Bella,
debe de haber algo que te apetezca!
-Bueno, una
rosa con pétalos rojos para ponérmela en el pelo. Pero como
estamos en invierno, comprenderé que no puedas encontrarme ninguna.
-Haré todo
cuanto pueda por, complaceros a las tres, hijas mías.
Diciendo esto
emprendió la marcha a todo galope.
En la ciudad,
todo le fue mal. No encontró trabajo en ninguna parte. Los únicos regalos que
pudo comprar fueron frutas y chocolate para sus dos hijas mayores, pero no
consiguió la flor para Bella. Cuando regresaba a casa, su caballo se hizo daño
en una pata y tuvo que desmontar.
De repente se
desató una tormenta de nieve y el desgraciado hombre se encontró
perdido en medio de un oscuro bosque.
Entonces
percibió, a través de la ventisca, un gran muro y unas puertas con
rejas de hierro forjado bien cerradas. Al fondo del jardín, se veía
una gran mansión con luces tenues en las ventanas.
-Si pudiera
cobijarme aquí... No había terminado de hablar cuando las puertas se abrieron.
El viento huracanado le empujó por el sendero hacia las escaleras
de la casa. La puerta de entrada se abrió con un chirrido y apareció una
mesa con unos candelabros y los manjares más tentadores.
Miró atrás, a
través de los remolinos de nieve, y vio que las puertas enrejadas se habían
cerrado y su caballo había desaparecido.
Entró. La
puerta chirrió de nuevo y se cerró a sus espaldas.
Mientras
examinaba nerviosamente la estancia, una de las sillas se separó de la mesa,
invitándole claramente a sentarse. Pensaba...
"Bien,
está visto que aquí soy bien recibido. Intentaré disfrutar de todo esto."
Tras haber
comido y bebido todo lo que quiso, se fijó en un gran sofá que había frente al
fuego, con una manta de piel extendida sobre el asiento. Una esquina de la
manta aparecía levantada como diciendo: "Ven y túmbate." Y eso fue lo
que hizo.
Cuando se
dio cuenta, era ya por la mañana. Se levantó, sintiéndose maravillosamente
bien, y se sentó a la mesa, donde le esperaba el desayuno. Una rosa con pétalos
rojos, puesta en un jarrón de plata, adornaba la mesa. Con gran sorpresa
exclamó:
-¡Una rosa
roja! ¡Qué suerte! Al fin Bella tendrá su regalo.
Comió cuanto
pudo, se levantó y tomó la rosa de su jarroncito.
Entonces, un
rugido terrible llenó la estancia. El fuego de la chimenea pareció encogerse y
las velas temblaron. La puerta se abrió de golpe. El jardín nevado enmarcaba
una espantosa visión.
¿Era un hombre
o una bestia? Vestía ropas de caballero, pero tenía garras peludas en vez de
manos y su cabeza aparecía cubierta por una enmarañada pelambrera. Mostrando
sus terribles colmillos gruñó:
-Ibas a
robarme mi rosa ¿eh? ¿Es ésa la clase de agradecimiento con que pagas mi
hospitalidad?
El hombre casi
se muere de miedo.
-Por favor,
perdonadme, señor. Era para mi hija Bella. Pero la devolveré al instante, no os
preocupéis.
-Demasiado
tarde. Ahora tienes que llevártela... y enviarme a tu hija en su lugar.
-¡No! ¡No!
¡No!
-Entonces te
devoraré.
-Prefiero que
me comas a mí que a mi maravillosa hija.
-Si me la
envías, no tocaré un solo pelo de su cabeza. Tienes mi palabra.
Ahora, decide.
E1 padre de la
chica accedió al horrible trato y la Bestia le entregó un anillo mágico.
Cuando Bella diera tres vueltas al anillo, se encontraría ya en la desolada
mansión.
Fuera, en la
nieve, esperaba el caballo, sorprendentemente curado de su cojera, ensillado y
listo para la marcha. La vuelta a casa fue un calvario para aquel hombre, pero
aún peor fue la llegada cuando les contó a sus hijas lo que había sucedido.
Bella le preguntó...
-¿Dijo que no
me haría ningún daño, de verdad, papá?
-Me dio su
palabra, cariño.
-Entonces dame
el anillo. Y por favor, no os olvidéis de mí.
Se despidió
con un beso, se puso el anillo y le dio tres vueltas.
Al segundo,
se encontró en la mansión de la Bestia.
Nadie la
recibió. No vio a la Bestia en muchos días. En la casa todo era sencillo y
agradable. Las puertas se abrían solas, los candelabros flotaban escaleras
arriba para iluminarle el camino de su HABITACIÓN , la comida aparecía
servida en la mesa y, misteriosamente, era recogida después...
Bella no tenía
miedo en una casa tan acogedora, pero se sentía tan sola que empezó a desear
que la Bestia viniera y le hablara, por muy horrible que fuera.
Un día,
mientras ella paseaba por el jardín, la Bestia salió de detrás de un árbol.
Bella no pudo evitar un grito, mientras se tapaba la cara con las manos.
El extraño ser hablaba tratando de ocultar la aspereza de su voz.
-¡No tengas
miedo. Bella! Sólo he venido a desearte buenos días y a preguntarte
si estás bien en mi casa.
-Bueno...
Preferiría estar en la mía. Pero estoy bien cuidada, gracias.
-Bien. ¿Te
importaría si paseo un rato contigo?
Pasearon los
dos por el jardín y a partir de entonces la Bestia fue a menudo a hablar con
Bella. Pero nunca se sentó a comer con ella en la gran mesa.
Una noche,
Bella le vio arrastrándose por el césped, bajo el claro de luna. Impresionada,
intuyó en seguida que iba a la caza de comida. Cuando él levantó los ojos,
la vio en la ventana. Se cubrió la cara con las garras y lanzó un rugido de
vergüenza.
A pesar de su
fealdad. Bella se sentía tan sola y él era tan amable con ella que empezó a
desear verle.
Una tarde,
mientras ella leía sentada junto al fuego, se le acercó por detrás.
-Cásate
conmigo, Bella.
Parecía tan
esperanzado que Bella sintió lástima.
-Realmente te
aprecio mucho, Bestia, pero no, no quiero casarme contigo. No te quiero.
La Bestia
repitió a menudo su cortés oferta de matrimonio. Pero ella siempre decía
"no", con suma delicadeza.
Un día, él la
encontró llorando junto a una fuente del jardín.
-¡Oh, Bestia!
Me avergüenza llorar cuando tú has sido tan amable conmigo. Pero el invierno se
avecina. He estado aquí cerca de un año. Siento nostalgia de mi casa. Echo
muchísimo de menos a mi padre.
Con alegría
oyó que la Bestia le respondía:
-Puedes ir a
casa durante siete días si me prometes volver.
Bella se lo
prometió al instante, dio tres vueltas al anillo de su dedo y... de pronto
apareció en la pequeña cocina de su casa a la hora del almuerzo. La alegría fue
tan grande como la sorpresa.
Total, que
pasaron una maravillosa semana juntos. Bella contó a su familia todas las cosas
que le habían sucedido con su extraño anfitrión y ellos le contaron a su vez
todas las buenas nuevas. La feliz semana pasó sin ninguna palabra o señal de la
Bestia. Pensaba..."Quizá se ha olvidado de mí. Me quedaré un poquito
más."
Pasó otra
semana y, para su alivio, nada ocurrió. La familia también respiró con
tranquilidad. Pero una noche, mientras se peinaba frente al espejo, su imagen
se emborronó de repente y en su lugar apareció la Bestia. Yacía bajo el claro
de luna, cubierta casi completamente de hojas. Bella, llena de compasión,
exclamó:
-¡Oh, Bestia!
Por favor, no te mueras. Volveré, querida Bestia.
Al instante
dio vuelta al anillo tres veces y se encontró a su lado en el jardín. Acomodó
la enorme cabeza de la Bestia sobre su regazo y repitió: -Bestia, no quiero que
te mueras. Bella intentó apartar las hojas de su rostro. Las lágrimas brotaban
de sus ojos y rociaban la cabeza de la Bestia.
De repente,
una voz con timbre diferente se dirigió a Bella.
-Mírame,
Bella. Seca tus lágrimas. Bella bajó la vista y observó que estaba acariciando
una cabeza de pelo dorado. La Bestia había desaparecido y en su lugar se
encontraba el más hermoso de los seres humanos.
El joven tomó
su cabeza entre las manos y Bella preguntó: -¿Quién eres?
-Soy un
príncipe. Una bruja me maldijo y me convirtió en una bestia para siempre. Sólo
el verdadero amor de una mujer me ha librado de la maldición. Oh, Bella, estoy
tan contento de que hayas regresado... Y ahora, dime, ¿te casarás conmigo?
-Pues claro
que sí, mi príncipe.
Desde aquel
momento los dos vivieron llenos de felicidad.
QUE:
fortalecer la lectura comprensiva de los estudiantes de 301 de la I.E Amelia Perdomo De Garcia.
COMO:
a traves de actividades de educaplay, presentación interactiva de power poit y vídeos de youtube trabajados en forma grupal en el aula de clases. este día se inicio la actividad con una dinámica, los estudiantes estaban entusiasmados para participar en la actividad; se le dieron las indicaciones de como se iba a desarrollar el trabajo, a continuación se organizaron en grupos de cuatro para hacer la observación del vídeo, después se realizo le lectura comprensiva manejando los matices de vos y una buena entonación. posteriormente pasamos a realizar la actividad de educaplay que consistió en una sopa de letras con palabras mencionadas; enseguida se les permitió el acceso, por turnos, dio a cada integrante del grupo para que realizaran la actividad en Power Point consistente en responder 5 preguntas relacionadas con el cuento La Bella y la Bestia. finalmente se les hizo un conservatorio para indagar sobre el nivel de comprensión de los estudiantes.
CUANDO:
En la 3ª hora asignada para el plan lector y en ocasiones en las tardes.
DONDE:
en la Institución Educativa Amelia Perdomo De García, aula 301 con los 24 estudiantes.








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